miércoles, 11 de noviembre de 2009

Un buen Free...

Una tímida pero veleidosa mirada de sus ojos verdes desató el comienzo. Ese acercamiento me dejó trémulo por un instante, pero también me dí cuenta de que siempre reacciono de la misma forma cuando algo inesperado me sucede.
Jesica compartía gustosamente su tiempo conmigo para escuchar música- ¿Cómo se llama esa canción?- decía mientras en los auriculares sonaba"12:51". De pronto me contaba de su novio: un tipo el cual la visitaba en la prepa dos o tres veces a la semana, pero al cual sólo lo aguantaba por cierta$ razone$; ya que según ella, ni su aspecto o forma de ser le agradaba del todo. Yo me reía de todo lo que le pasaba. Su vida sentimental era una especie de tragicomedia. Más tragedia que comedia, obviamente. -Te lo mereces por ojete-, le espetaba con tono burlón.
Los días de la semana toman un ritmo lento o vertiginoso según sea el estado de ánimo. Pero ¿Qué ritmo toman cuando uno está en pleno free?. Los días se vuelven un poderoso ciclón que te arrastra hasta su ojo y te mantiene en un estado de peligro latente. Porque un free es eso: Un peligro latente, una bomba de tiempo entre tus ingenuas manos.
"Juega con fuego y te quemarás" suelen pregonar las mentes sabias. Nada tan cierto como esa frase, sin lugar a duda una sentencia. Sin embargo, ¿Qué se puede hacer con alguien dispuesto a rociarse con gasolina e inmolarse? Absolutamente nada.
-¿Neta?, ps va...- fue lo que contesté a su propuesta de ser frees. La simple idea de fajar y dar lenguetazos flamígeros sin compromiso, es decir: no invitacones al cine o tomar café; nada de manita sudada o de llamarle por teléfono me pareció atractiva e irresistible desde el primer momento. Presta pronto y sabadaba.
El pseudo dogging en el parque me enseñó que la policia es más morbosa de lo que parece. Pero qué sería de nosotros sin un mínimo de morbosidad. El free es el estado perfecto para descubrir tus excesos y limitaciones; pero el free suele ser breve, efímero. Porque el juego termina cuando alguien de los dos aspira a ser algo más, algo conocido como novia(o). Así que la única alternativa era disfrutar, porque obviamente no sería yo ese aspirante.
Durante el free suelen ocurrir las peripecias más absurdas e inéditas. Les diré a que me refiero:
Cierto día un grupo de amigos fuimos al cine. La película que vimos era una bazofia llamada KM 31, según esto era de terror. Pero terror fué el que pasé cuando después de unos besos candentes, de esos en los que hasta muerdes el labiesito con fervor supremo, descubrí que al terminar la función el labio de mi free estaba completamente morado. Neta: era como si un ñero Tepiteño adorador de Judas se la hubiera madreado. -¿Ahora que hago?- me dije. Mis amigos pensarían que intenté un acto de coacción sexual contra Jesica. Tarde aprendí que las personas de tez muy clara son excesivamente delicadas de su piel.
Después de todo, aguantó como las grandes y siguió una semana más. Luego, lo inevitable, el típico: "Esque siento algo por ti, algo que no me esperaba". Ajá. Ps pendejo no soy.