Házme daño. Hiéreme. Asfíxiame y no dejes que por mis orificios nasales entre oxigeno alguno. Seré tu rehén, tu animal en cautiverio, tu lobato.
No quiero conocer la salida. Enciérrame en el laberinto de las infinitas pasiones y procura comerte la única llave que conduce a la salida de emergencia. Si grito, apriétame con ímpetu los huevos cúal testigo romano. No me dejes escapar porque te juro que no regresaré.
Búrlate de mí. Desángrame y recolecta mi plasma. Bébelo. Saborealo y no te olvides de acompañarlo, a la hora del té, con unas buenas galletitas. McMa, te recomendaría. Ahora sabes que estoy dispuesto a toda clase de vejación. No importa lo que piensen de mí. Seré tu juguete, tu ventrilocuo . Cargare tu equipaje y, cuando te canses, podrás viajar sobre mi espalda, sin importar las averías en mis articulaciones, causadas por el tabaco y el alcohol. seré el vasallo de tu feudo.
Engáñame. No me importa que te acuestes con Raúl o con Saúl; con Moderación o Encarnación, con Sultano o Perengano. Acepto compartir tus rebosantes senos con los de mi colonia; con el mecánico, con el de la tienda y con el albañil del número 7. Con todos.Lo único que pido es que no me dejes amanecer sólo. Te lo exigo. Si no lo cumples huiré y en verdad no regresaré. Tolero que me cambies el nombre, pero no que me dejes dormir a solas. La noches es tan fría y una chambrita no genera el suficiente calor propio de tu entrepierna; de tus manos, de tu cabello y de tu aliento.
Corta mis manos, mis venas, mis anhelos. Destruye mis sueños y échalos en tu botecito de basura junto al buró. Después podrás echar tus sanitarias usadas, de tal manera que los sepulten y no tengan oportunidad de emerger. Amarra mi cabeza de un hilo y juega con tu lindo gatito, con tu keyboard cat diabólico.
Estruja mi corazón y cerciórate de dejarlo bien seco. Marchito. Sólo tú puedes hacer eso, nadie más. Quiero que acabes con lo que soy, con lo que fuí, pero con una condición: conviértete en mi Luperca. Sálvame al menos por un instante de este río rutinario al que llamamos vida. Salva a este ser inerme que pide tu arrogante compasión.
Quiero tu malevolencia, tus palabras que magullan, tu vileza. Reitero: házme daño. Hiéreme. Asfíxiame. Entraré en tu juego, cuyo final es insondable.